“Que ningún niño quede rezagado”
El 8 de enero de 2002, el Presidente de los Estados Unidos, firmó esta ley que introduce cambios significativos, entre los que se destaca exigir una mayor responsabilidad a las Agencias Educativas Estatales, distritos escolares y escuelas, mayor poder de selección de los padres y estudiantes, particularmente los de escuelas de bajo aprovechamiento académico. Esta ley requiere un compromiso con todos los niños, incluyendo los grupos de estudiantes relacionados con la pobreza, raza, etnicidad, impedimentos y de poco dominio del idioma inglés.
Esta ley requiere que se implante un sistema de evaluación anual basado en estándares de competencia adoptados por las Agencias Estatales y alineados con el contenido académico estatal. El sistema de evaluación debe ser el mismo que se utiliza para medir el aprovechamiento académico de todos los estudiantes y fundamentado en objetivos uniformes de “Progreso Anual Adecuado”